Titúlense pronto para triunfar
Cuando me reúno con jóvenes y aspirantes a empresarios, sus imaginativos proyectos suelen recordarme lo mucho que Internet ha cambiado las cosas...
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Richard Branson
Cuando me reúno con jóvenes y aspirantes a empresarios, sus imaginativos proyectos suelen recordarme lo mucho que Internet ha cambiado las cosas, aunque todavía no haya reducido el tiempo que se necesita para obtener un título de licenciatura. Podemos consultar información casi ilimitada desde prácticamente cualquier lugar urbanizado a través de los teléfonos inteligentes y las tabletas. Empero, los tres o cuatro años estándar de estudios siguen siendo la regla en la mayoría de las universidades tradicionales. Es evidente que parte del aprendizaje ya no tiene que realizarse en el plantel, ya que los estudiantes pueden aprender casi en cualquier parte.
Desde una perspectiva práctica, el estudiante que necesita escribir un ensayo ya no tiene que caminar a la biblioteca y ahí pasar horas escarbando en libros de consulta, tomando abundantes notas a mano que después tendrán que ser descifradas y transcritas en forma de ensayo, para luego mecanografiarlas. Hoy en día, muchos estudiantes ni siquiera tienen que ir a la biblioteca y más bien prefieren consultar la información mediante conexiones inalámbricas en su cafetería predilecta. Localizar datos importantes lleva minutos, en tanto que investigar para un ensayo en casi cualquier tema solía requerir por lo menos medio día.
¿Por qué no ha habido cambios más importantes en la educación superior? Porque las universidades están atadas a la tradición, como lo está también nuestro pensamiento. La educación universitaria tradicionalmente se adquiere mientras el estudiante vive en el campus, y mantener esta tradición tranquiliza a padres y alumnos pues les hace sentir que están recibiendo algo a cambio de lo que están pagando. Es lo mismo que sucede con quienes van al despacho de un abogado y se tranquilizan al ver las paredes cubiertas de libros de derecho encuadernados en cuero.
Ahora que en todo el mundo los gobiernos están haciendo recortes en el presupuesto para la educación, aumentan los costos en que incurren los estudiantes y muchos de ellos deciden pedir préstamos. De acuerdo con el Departamento de Educación de Estados Unidos, a los estudiantes en las instituciones públicas les lleva 55 meses en promedio obtener un título de licenciatura. Aunque esto puede parecer idílico para quienes no tengan ninguna prisa, para otros resulta un desperdicio ineficiente y costoso.
En muchos campos podría reducirse en un año o más la duración de los cursos universitarios de licenciatura. Eso les permitiría a los jóvenes capaces llegar al centro de trabajo más pronto y, en los países donde no existe mucha ayuda financiera, la carga del crédito estudiantil sería más ligera. Esa carga, recordémoslo, suele limitar las opciones del joven después de graduarse.
Aunque no es probable que Virgin se vaya a meter en el negocio de la educación superior (al menos no por lo pronto), éste ciertamente me da la impresión de que es un sector en el que se necesita un remozamiento profundo desde hace tiempo.
En Estados Unidos, los estudiantes por lo general asisten a unas 100 semanas de escolarización a lo largo de tres o cuatro años. Ahora que es posible el aprendizaje a distancia y que algunas tareas pueden realizarse más rápidamente, dependiendo del curso de estudios y de las preferencias de los estudiantes, esto podría reducirse a 80 semanas en tres o cuatro años. Esto aún dejaría tiempo para unas vacaciones de verano de cuatro meses y obtener un empleo. Los colegios y universidades, entre tanto, podrían usar sus instalaciones para capacitar a otros estudiantes.
El mundo comercial se aceleró y se volvió mucho más competitivo en los últimos diez años. Ya es tiempo de que el mundo académico haga lo mismo. No importa qué tan buenas sean nuestras calificaciones: si otra persona en nuestro mismo campo se gradúa un año antes que nosotros, tendrá una ventaja en el mercado de trabajo. ¡Así que hagamos a un lado la tradición y adelantémonos!